–¿Cuál es tu respuesta? –pregunta a Leila su admirador.
–Sabes que no te puedo contestar.
–Pero, ¿tú que quieres? –insiste él.
–Sabes bien que yo no puedo tener ninguna opinión al respecto.
–Pero, ¿te gusto? –quiere saber.
–Sabes que yo no puedo tener una opinión al respecto.
–¿Aceptarás si te pido en matrimonio? –se preocupa.