Lo sublime

En la profunda obscuridad es imposible saber nuestro grado de seguridad, ignoramos los objetos que nos rodean; podemos chocar a cada instante con algún obstáculo peligroso; podemos caernos por un precipicio al primer paso que demos y, si un enemigo se acercara, no sabemos cómo defendernos. En tal caso, la fuerza no es una protección segura; la sabiduría sólo puede actuar mediante conjeturas, los más audaces titubean y aquel que no invoca nada en su defensa, se ve obligado a rezar para que se haga la luz21.

) su fuerza creativa (porque lo sublime instituyó un lenguaje o, mejor dicho, un sistema de ficciones); su fuerza cognitiva (porque tan pronto como se inventaron las ficciones sublimes, los hombres creyeron en ellas y de ellas extrajeron su mundo); 3) su fuerza «humanizante» y, si se pudiera decir, «genializante» (porque lo sublime permitió a los primeros hombres acceder a la humanidad y constituir progresivamente el mundo civil).

Cuando se lee a un gran autor, cuando frecuentamos a menudo sus páginas, uno se convierte en el autor mismo. Comprenderlo es identificarse con él, reproducir su discurso. Es elevarse hacia lo sublime y por lo sublime ser elevado.