Mireya Cerda Rodríguezcompartió una citael mes pasado
Fue una hazaña íntima, porque para él los trazos en el pizarrón eran borrosos, el profesor lo tenía por bestia y se confinó a la soledad de su cuaderno
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Por ello a Lobo las palabras se le fueron acumulando en los labios y luego en las manos
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porque había escuchado mentar un secreto que, carajo, qué ganas tenía de guardar
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ninguna otra fecha significaba nada, sólo esta
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el Rey hacía una seña a su guardia y abandonaba sin prisas la cantina
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El Rey se agachó sobre el cadáver, hurgó en un bolsillo y sacó un fajo de billetes
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El borracho prendió su sombrero y huyó, haciendo con las manos gesto de No vi nada
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Le acercó la pistola como si le palpara las tripas y disparó. Fue un estallido simple, sin importancia
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—Pues no, no creo que hayas oído nada. ¿Y sabes por qué? Porque los difuntos tienen muy mal oído
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Hablo de lo otro. Y se volvió a reír. Al Rey se le oscureció la cara. Echó la cabeza un poco para atrás, se levantó