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Joseph Conrad

Tifón

  • Gilberto Julio Marquina Castillocompartió una citahace 3 años
    Tenía el aire cansado y usado que tienen esos barcos que llegan del fin del mundo; y no sin razón, puesto que en su recorrido había ido muy lejos; había llegado a entrever el Más Allá, ese gran desconocido del que jamás vuelve navío alguno para devolver al polvo de la tierra los marinos de su tripulación.
  • Gilberto Julio Marquina Castillocompartió una citahace 3 años
    Los marineros estaban contentos de encontrarse de nuevo en el pasadizo. Cada uno de ellos pensaba secretamente que podría lanzarse al mar a último momento..., y eso los reconfortaba; hay algo de horriblemente repugnante en la idea de ser ahogado en el fondo de una nave.
  • Gilberto Julio Marquina Castillocompartió una citahace 3 años
    Sentía un alivio, tal como si por el solo hecho de haber aparecido sobre el puente ese hombre hubiera cargado sobre sus hombros el peso mayor de la tempestad.
    Ese es el privilegio, el prestigio y el peso de un comandante.
  • Gilberto Julio Marquina Castillocompartió una citahace 3 años
    Era uno de esos hombres a quienes se les contrata nada más que por necesidad en todos los puertos del mundo. Son seres de bastante competencia, parecen desesperadamente necesitados de dinero, no tienen rastro de vicio alguno, pero sí todas las señales de ser fracasados por completo. Suben a bordo sólo en casos de emergencia, no le tienen cariño a barco alguno, crean una atmósfera de relaciones superficiales con sus camaradas, quienes no saben nada de ellos, y deciden abandonar el barco en los momentos más inoportunos. Bajan a tierra en cualquier puerto de mala muerte, sin despedirse de nadie, y llevando consigo un viejo baúl, atado con un cordel. Parecen sacudir de sus pies el polvo del barco.
  • Gilberto Julio Marquina Castillocompartió una citahace 3 años
    Hay en la tierra y en el mar hombres tan afortunados o tan despreciados por el destino y el mar.
  • Jireh Hernándezcompartió una citahace 4 años
    Tenía el aire cansado y usado que tienen esos barcos que llegan del fin del mundo; y no sin razón, puesto que en su recorrido había ido muy lejos; había llegado a entrever el Más Allá, ese gran desconocido del que jamás vuelve navío alguno para devolver al polvo de la tierra los marinos de su tripulación. E
  • Jireh Hernándezcompartió una citahace 4 años
    El barco bregaba sin descanso entre las negras montañas de agua, pagando con estos rudos golpes el precio de su existencia. Se le sentía gruñir en lo más profundo; y en lo alto sacudía su plumacho de vapor blanco en la oscuridad de la noche.
  • Jireh Hernándezcompartió una citahace 4 años
    Bastante desgracia la de ellos el tener que estar encerrados durante una tempestad.
  • Jireh Hernándezcompartió una citahace 5 años
    Pero una tempestad furiosa lo ataca como a un enemigo personal, trata de atraparle sus brazos, sus piernas, le paraliza el cerebro, y procura dejarlo sin voluntad.
  • Jireh Hernándezcompartió una citahace 5 años
    un segundo los hombres perdieron el contacto con sus compañeros. Ese es el poder desintegrante de los grandes vientos: aíslan al hombre de sus semejantes. Un terremoto, un desmoronamiento, una avalancha, lo alcanzan incidentalmente, por decirlo así, sin cólera. Pero una tempestad furiosa lo ataca como a un enemigo personal, trata de atraparle sus brazos, sus piernas, le paraliza el cerebro, y pro
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