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Aimée Carter

Aprendiz de diosa

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Todas las chicas que habían hecho la prueba habían muerto.
Ahora era el turno de Kate.

Kate siempre había vivido sola con su madre, y esta se estaba muriendo. ¿Su último deseo? Regresar al lugar donde había pasado su infancia. Así que Kate iba a empezar el curso en un instituto nuevo, sin amigos, sin familia y con el temor a que su madre muriera antes de que acabara el otoño.
Entonces conoció a Henry. Misterioso, atormentado. Y fascinante. Aseguraba ser Hades, el dios del Inframundo y, si Kate aceptaba el trato que le ofrecía, mantendría a su madre con vida mientras ella intentaba superar siete pruebas.
Kate pensó que estaba loco… hasta que lo vio resucitar a una chica. De pronto, salvar a su madre le pareció posible. Y si superaba las pruebas, se convertiría en la esposa de Henry. En una diosa inmortal.
Pero si fracasaba…

Convertirse en inmortal o morir en el intento

«Una visión refrescante de los mitos griegos añade chispa a esta fábula romántica».
Cassandra Clare, autora de The Mortal Instruments

«Fascinante y de lectura compulsiva, The Goddess Test mezcla el mito clásico y la narración moderna en un relato divertido y lleno de fantasía. Una historia estupenda para chicas adolescentes».
Melissa Anelli, autora de Harry, A History
Este libro no está disponible por el momento.
281 páginas impresas
Publicación original
2013
Año de publicación
2013
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Opiniones

  • LVcompartió su opiniónhace 5 años
    👍Me gustó
    🎯Justo en el blanco
    💞Romántico
    🚀Adictivo
    💧Prepárate para llorar

    Francamente devore el libro sin darme cuenta, siempre me ha gustado la mitología y creo que ese fue un punto a favor; considero que es una lectura ligera, la cual en cierta forma toca temas profundos y dolorosos como es la muerte y la pena, y sabe llevarlos de la mano de la protagonista.
    En mi opinión le daría 3.5 estrellas de 5, creo que es una buena lectura si quieres pasar el rato.

  • jenagreangercompartió su opiniónhace 6 años
    🙈Ni fu ni fa

    Cómo que le falta algo...

  • b2108543598compartió su opiniónhace 7 años
    🎯Justo en el blanco
    🚀Adictivo
    🐼Adorable

    Me encantó! Me mantuvo entretenida de principio a fin.

Citas

  • Mariacompartió una citahace 5 años
    Confiaba en sobrevivir a la Navidad, pero de todos modos eso no me garantizaba nada.
  • Nallely Treviñocompartió una citahace 5 años
    doras, en cierto modo como una advertencia. Las de esa noche eran recuerdos.
    Me desperté por fin, después de lo que me pareció una eternidad. Abrí los ojos de pronto. Aún me dolía el cuerpo y tenía los músculos agarrotados. Esperaba ver luz, pero durante unos segundos solo vi oscuridad. Cuando se me acostumbraron los ojos, distinguí a Henry.
    Había arrimado un sillón a la cama y aunque las otras tres cortinas del dosel estaban echadas, la cuarta estaba corrida lo suficiente para que lo viera. Seguía teniendo mi mano entre las suyas.
    —Buenos días —dijo. Había en su voz una lejanía que no entendí.
    —¿Días? —balbucí, intentando mover la cabeza para mirar por la ventana, pero las cortinas estaban cerradas.
    Henry pasó la mano sobre el candelero de la mesita de noche y la mecha de la vela se prendió con un suave estallido. No daba mucha luz, pero sí la suficiente para que viera lo que había a mi alrededor.
    —Es muy temprano. Fuera todavía está oscuro —titubeó—. ¿Cómo estás?
    Buena pregunta. Me lo pensé un momento y me sorprendió comprobar que el dolor había disminuido. Pero Henry no se refería a eso y los dos lo sabíamos.
    —Ha muerto, ¿verdad?
    —Pidió ocupar tu lugar y yo se lo permití —dijo con los ojos fijos en nuestras manos unidas—. Solo así podía sacarte del Inframundo. Una vida por otra. Ni siquiera yo puedo quebrantar la ley de los muertos.
  • Nallely Treviñocompartió una citahace 5 años
    Las de esa noche eran recuerdos.
    Me desperté por fin, después de lo que me pareció una eternidad. Abrí los ojos de pronto. Aún me dolía el cuerpo y tenía los músculos agarrotados. Esperaba ver luz, pero durante unos segundos solo vi oscuridad. Cuando se me acostumbraron los ojos, distinguí a Henry.
    Había arrimado un sillón a la cama y aunque las otras tres cortinas del dosel estaban echadas, la cuarta estaba corrida lo suficiente para que lo viera. Seguía teniendo mi mano entre las suyas.
    —Buenos días —dijo. Había en su voz una lejanía que no entendí.
    —¿Días? —balbucí, intentando mover la cabeza para mirar por la ventana, pero las cortinas estaban cerradas.
    Henry pasó la mano sobre el candelero de la mesita de noche y la mecha de la vela se prendió con un suave estallido. No daba mucha luz, pero sí la suficiente para que viera lo que había a mi alrededor.
    —Es muy temprano. Fuera todavía está oscuro —titubeó—. ¿Cómo estás?
    Buena pregunta. Me lo pensé un momento y me sorprendió comprobar que el dolor había disminuido. Pero Henry no se refería a eso y los dos lo sabíamos.
    —Ha muerto, ¿verdad?
    —Pidió ocupar tu lugar y yo se lo permití —dijo con los ojos fijos en nuestras manos unidas—. Solo así podía sacarte del Inframundo. Una vida por otra. Ni siquiera yo puedo quebrantar la ley de los muertos.

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