A lo largo de este último año y medio te has dado cuenta, lamentablemente, de que eso no era el final, más hondo no podías caer en esa dirección (hago salvedad del otoño pasado, en el que luché honradamente por contraer matrimonio), más hondo no podías arrastrar contigo a otra persona, a una muchacha buena y cariñosa que se deshacía de generosidad, más hondo no; no había escapatoria en ninguna dirección, ni siquiera hacia lo hondo.