Observar lo que ocurre, aunque una vocecita interior diga que no está de acuerdo.
Recordarme que nadie puede ocuparse de mi felicidad, que soy la única persona responsable de lo que me suceda.
CON LOS DEMÁS
Darles el derecho a ser lo que son en cada momento, sobre todo si no son lo que quiero que sean (por ejemplo, si el otro es perezoso o negativo).
Aceptar que el otro es diferente sin juzgarlo.
Dar consejos a los demás o guiarlos sin esperar nada a cambio.
Concederles el derecho a ser humanos (por ejemplo, a tener miedos, debilidades, límites).
Permitirles que decidan por sí mismos, sobre todo si pienso que su decisión es inaceptable para mí.
Recordarme que cada persona tiene necesidad de vivir experiencias diferentes, según su plan de vida.
Dejarles que vivan sus experiencias y que asuman las consecuencias.
Pedir sin tener expectativa alguna (por ejemplo, saber que me ama aun