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Tamara Kamenszain

Material de Lectura. Tamara Kamenszain

En este número de la serie Poesía de la colección Material de Lectura, el escritor Daniel Saldaña París hace una selección de la vasta obra poética de la poeta argentina Tamara Kamenszain, una de las autoras más notables de la literatura en lengua española de las más recientes décadas y fallecida en 2021.
28 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2024
Año de publicación
2024
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Opiniones

  • Juan Díazcompartió su opiniónhace 5 meses
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  • Ana Saenzcompartió su opiniónhace 6 meses
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  • Adriana Venturacompartió su opiniónhace 8 meses
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Citas

  • Érika Hdezcompartió una citahace 9 días
    Delmira, la primera víctima de femicidio.

    Es claro que lo que empezó como poesía

    tuvo que terminar como novela

    porque Delmira ya se había divorciado

    pero tenía cita con su exmarido

    en una pensión de barrio

    donde él la estaba esperando

    con un revólver cajoneado en la mesa de luz.

    “Él se suicidó sobre el pecho sangrante de la amada”

    tituló El Día de Montevideo evitando hablar de ella.

    Entre la metáfora modernista de un pecho sangrante

    y la palabra femicidio que no existía

    Delmira se las ingenió para hacer y deshacer con la lengua

    lo que le quedaba por decir.

    Extraño amado de mi musa extraña,

    le había escrito ella a ese muso

    que escarmentó el verso

    hasta hacerlo sangrar.
  • Érika Hdezcompartió una citahace 9 días
    Qué pretérito me serviría

    si mi madre ya no me teje más?

    Desmadrada entonces me detengo

    ante un estado de cosas demasiado presente:

    ser la descuidada que la cuida

    mientras otros la descuidan por mí.

    Son personas que me sobran

    y la gramática se torna un escándalo

    cuando ella que olvidó las palabras

    adelanta su bebé furioso

    con el fin de decirlo todo

    aunque no se entienda nada.

    como si algo le tapara la visión del otro camino

    ese que ella ya tenía delante de las narices

    pero que la dirección de su cuerpo aún se negaba a tomar.

    A ver a ver a ver siguió insistiendo hasta el cansancio

    mientras los que rodeábamos su cama queríamos ver también,

    si es que realmente había algo visible,

    un ángel o cualquier otra aparición,

    metida de lleno en la asepsia de ese cuarto

    podía darnos la clave médica de que algo estaba por pasar.

    Después de que murió me sentí culpable

    de haberla confrontado con sus fantasmas

    a ver qué mamá a ver qué a ver qué.

    Y aunque nada había para ver, eso es seguro,

    ella encontró, parece, el objeto que buscaba

    porque de un minuto a otro se quedó muda

    mientras yo con la pregunta en la boca

    me fui rumiando las razones de todos los asuntos del mundo

    que en la cadencia insoportable de su repetición

    no tienen, no tienen y no tienen

    ninguna respuesta.
  • Érika Hdezcompartió una citahace 9 días
    las palabras no alcancen

    para borrar el amargo.

    Es un decir.

    Mejor me duermo

    con la estampita en la mano

    una postal la tengo en la cabeza

    toda iluminada

    arrugo el obelisco en el fondo

    y rezo para mí por vos

    mi Buenos Aires.

    Querido.

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