Además, qué ha hecho el mundo mágico nunca por mí? —escupió, para después cubrirse la cara con las manos de nuevo. Tomó un profundo y tembloroso aliento—. Dejarme solo, eso es lo que hizo. Desplazado y abandonado, como una especie de... ¡una especie de mutante sin valor! ¡Despojado de mi nombre y mi familia, abandonado por mis propios padres porque no era como ellos! Se me prohibió incluso volver a contactar nunca con ellos o hablarles. Dijeron que sería adoptado en el mundo muggle, donde pertenecía. Dijeron que sería feliz allí. Supongo que quedó demostrado, ¿no? No querían que yo arruinara su reputación en el mundo mágico. Bueno, ¿por qué debería preocuparme yo por el secreto del mundo mágico en lo más mínimo?
La cara de Ralph era una máscara de infeliz consternación.
—¿De qué estás hablando, papá? Tú no eres un mago. El abuelo