La ilusión es el alimento del alma. Por eso, aquellas personas que presencian cómo todos y cada uno de sus sueños son destruidos, arrasados, sin ninguna explicación, no siempre consiguen salir de la profunda y oscura cueva en la que han sido abandonados.
Y es que hay veces, que el ángel salvador que viene a nuestro rescate es el mismo que dicta nuestra sentencia de muerte.