terapia experiencial profunda se basa en lo que denominan una ecología de las emociones vinculadas a necesidades básicas. Tal como se señaló, parten del supuesto de que las personas tienen dos necesidades relacionales básicas: 1. sentirse queridos; y 2. ser respetados. Es decir, “sentirnos amados —aceptados, queridos, protegidos...— y por otra sentirnos competentes —respetados, reconocidos, capaces, fuertes...—” son necesidades que se dan sinérgicamente y proporcionan bienestar, salvaguardan la supervivencia y crecimiento de la persona. Si se siente amada y respetada, deviene capaz de amar y respetar al otro, generando un sistema saludable.