Emociones lentas

YO ME SACO ESTO QUE TRAIGO
y te lo dejo
como dejan algunos perros
pájaros muertos en la puerta de sus dueños.

Con inocencia
y con exceso.

me decía sí, ahora me voy a levantar
y voy a escribir esas líneas definitivas de venganza
y bronca y dolor y repulsión y venganza
y todo va a estar bien después, el poema

PERO ¿Y DESPUÉS?

¿Qué se puede hacer
con una emoción
que ya tuvo su turno,
su hora de seda?

el sol en el volante de tu jeep
el sol
lejos,
lejos,
lejos,
increíblemente lejos,
a la distancia de las cosas en las que no se puede tener
más que fe
tocando
el volante
desde allá, tan lejos, dándole
una perla de luz
como quien deja una moneda
en la mano de un vagabundo.

EL AMOR ES UN TORO MECÁNICO
del que nadie se baja con elegancia.
Una atracción de feria
abandonada,
desafiando la intemperie.

Todos se paran frente al toro y se dicen
Yo puedo con él. Todos, sin excepción, confían
en sus talones
y se montan a la violencia eléctrica
de su lomo. Confían todavía cuando el movimiento
se inicia,
como si una mano poderosa e invisible
echase una ficha al aparato
sin previo aviso.
El clic metálico se recorta en el sonido,
una topadora minúscula
derribando
al silencio de un empujón. Entonces todo comienza, y ya
no hay manera
de emprolijar el cuerpo, esa forma
de la que antes creíamos tener dominio y que ahora
se nos revela
como si hubiese estado esperando su turno
comiéndose las uñas
desde que le pusieron nombre.

Si yo fuese un ratón
preferiría
perder mi cola en la trampa
antes que mi queso.
Una y otra vez.

Las moscas insisten contra el vidrio
porque no tienen la culpa
de que nosotros hayamos endurecido lo invisible.

AHORA QUE ESTOY POR IRME
al fin
funcionan los semáforos.

ESTOY EN CAMISÓN
en el Café Müller, corriendo en ciego
entre sillas y mesas oscuras
lastimándome contra todo lo que tiene forma
y vos
equivocando los manotazos
al despejarme el camino.

PASA EL AFILADOR POR LA PUERTA DE CASA.
Es una esquina, así que se queda
un rato
ahí
con su turiruriruríííí.

Tengo un cantito
sin palabras
para cuando estoy muy contenta.

Me acabo de dar cuenta:
es muy parecido
al turirurirurí
del afilador que pasa

QUIERO REVENTARME
contra el futuro
como un insecto de esos
que se convierten en estrellas en la ruta
sobre el cielo polarizado
de un parabrisas ajeno