que Muir estaba experimentando en ese momento es lo que los estoicos llamaron sympatheia, la conexión con el cosmos. El filósofo francés Pierre Hadot la llama la “sensación oceánica”, un sentido de pertenencia a algo más grande, un darse cuenta de que “las cosas humanas son un punto infinitesimal en la inmensidad”. Esos son los momentos en que somos libres y nos sentimos atraídos hacia las preguntas importantes: ¿quién soy? ¿Qué estoy haciendo? ¿Cuál es mi papel en el mundo?