—¿Qué cosa? —pregunté, tan atento como los astrónomos cuando miran las estrellas, o un niño cuando ve aterrizar un avión o se le va su globo al cielo.
—¿Qué cosa? —pregunté, una vez más.
—Siemple pensal que en la vida todo sel bloma, como que dos más dos sel cuatlo. Y no tomalte en selio.
Sí, pensé yo. Eso haría. Y me vi tocando el timbre de mi casa. Oí los pasos de mi mamá que acudía a abrir presurosa. Porque seguro estaba híper-histeriquérrima, ¿o no?