Amor inesperado – Love Me 2

—Por supuesto que tenemos química —añade, con su perfecta boca a centímetros de mi cara—. Ambos sabemos que la tenemos. Nunca ha habido ni una sola duda al respecto. —Alza una ceja—. Así que, por qué no te dejas de tonterías y me dices de una vez qué quieres.

—Vale —respondo, porque yo no me escapo de los retos—. Quiero besarte.

Hoy derrotaré a Michigan, y después me ganaré a Brenna de nuevo. No me importa si tengo que tirarme a sus pies y suplicar. Pienso recuperar a mi chica

Por lo que he entendido, Hunter se acostó con la novia de Hemley. Sin saberlo —añade.

—¿Es una maldita broma? Y si os ibais a tirar a la novia de alguno de ellos, ¿no podría haber sido la de Connelly? —ruge mi padre—. Por lo menos ahora no nos tendríamos que preocupar por él.

Aunque me sabe mal por mi equipo, debo reprimir una risotada, porque no creo que mi padre respaldara el hecho de que alguien se acostara con la novia de Connelly si supiera que soy yo.

Jake alza la cabeza y los ojos le arden en deseo al obtener una buena visión de mis pechos.

—Son preciosos.

Gime y toma ambos con las manos antes de enterrar la cara en ellos.

Y, entonces, el entrenador Pedersen entra en la sala.

Jake alza la cabeza y los ojos le arden en deseo al obtener una buena visión de mis pechos.

—Son preciosos.

Gime y toma ambos con las manos antes de enterrar la cara en ellos.

Y, entonces, el entrenador Pedersen entra en la sala.

Su erección creciente me presiona justo en el núcleo, y me provoca tanto placer que no puedo evitar balancearme sobre ella.

Jake hace un sonido jadeante. Desliza una mano por la base de mi columna vertebral mientras enreda la otra en mi pelo.

Quiero que Brenna Jensen me la chupe, me la toque, me la bese. Me da igual lo que haga. Pero necesito su mano o su boca o su lengua sobre mí

—Si quieres que suplique, suplicaré. Si quieres que salte a través de unos aros, tráelos. Te demostraré lo mucho que significas para mí durante todo el tiempo que no esté en la pista de entrenamiento. —Se muerde el labio inferior—. Te demostraré que soy digno de ti.

Me empiezan a temblar los labios y rezo por no llorar.

—Joder, Jake.

—¿Qué? —dice con voz ronca.

—Nadie me había dicho algo así jamás.

—¿Qué trucos? —pregunta con tono frío.

—Solo digo que tu plan para distraer a mi jugador estrella no ha funcionado.

Por el rabillo del ojo veo que Jake frunce el ceño.

—Aunque no me lo esperaba de ti. —Pedersen se encoge de hombros—. No del Chad que yo conozco, eso seguro.

Jake da un paso hacia mí, y casi parece un gesto protector. Pero mi padre no se da cuenta. Está demasiado ocupado fulminando a Pedersen con la mirada. La interacción ha llamado la atención de varios espectadores, sobre todo de algunos jugadores de Briar

—¡No me dijo que tenía novio! ¡Por Dios! ¡Sal de encima mío!