¿Es el nacionalismo siempre expresión de odio y fuente de conflicto?; ¿Es lo mismo patriotismo que nacionalismo?; ¿Puede haber democracia sin nación? Ángel Rivero muestra en este libro cómo la extensión del nacionalismo ha hecho que las sociedades que lo han sufrido renieguen del valor de conceptos como patriotismo y nación. Pero estos conceptos, cuyo significado democrático fue acuñado tempranamente por el liberalismo español, tienen hoy plena vigencia. Son esenciales para entender la democracia moderna y su defensa de la libertad individual. Forman parte de nuestra cultura política y señalan la continuidad de la política constitucional en España. La constitución de la nación expone cómo la hegemonía del nacionalismo ha acabado por corromper conceptos como patriotismo o nación hasta hacerlos irreconocibles y, sin embargo, el patriotismo como defensa común de la libertad individual y la nación como reunión de los ciudadanos para la protección de sus derechos, son tareas más acuciantes que nunca. La nación es el baluarte desde donde defender nuestra libertad, también frente al nacionalismo. Éste es el legado perdurable del liberalismo español que vale la pena reiterar: la constitución de la nación por los ciudadanos sigue siendo fundamental para sostener la democracia cuyo objetivo irrenunciable es la protección de la libertad.