La vida en la ciudad es cada vez más intensa, hecha de múltiples rostros, es el lugar en donde todo cambia, al parecer, muy rápido. Montada en el vértigo de una tecnología que promete más de lo que realmente cumple, mientras despliega innovaciones inaccesibles para la mayoría que la habita, olvida con frecuencia la otra cara de la modernidad: la urbe dividida, segregada, dejada en el abandono de recursos y medios, en tanto es privada de un mejor futuro. Esa ciudad está cada vez más lejos de lo que su propio origen evoca: civitas, lugar de ciudadanos.