«Durante el verano de 2007, el diario El Correo me encargó que escribiera nada menos que cuarenta y un artículos ―uno diario, entre el 22 de julio y el 31 de agosto― sobre cócteles ―incluyo uno de propina―. Acepté el encargo como un reto que no podía rechazar. Soy aficionado a los cócteles, tanto a mezclarlos como a beberlos, y sabía algunas anécdotas e historietas sobre unos cuantos, pero eso no daba para dotar de contenido a cuarenta y un artículos. Además, el encargo me llegaba en plena escritura de una novela y, tantos artículos, me iban a cortar el ritmo de trabajo en el libro. Fue así en parte, pero valió la pena.
Estos artículos con historietas sobre y en torno a los cócteles gustaron mucho a la gente, tuvieron una gran aceptación y se publicaron también en otros periódicos del Grupo Vocento.
La fórmula para escribirlos, tras documentarme y beber en diversas fuentes solventes, fue mezclar dos partes de técnica coctelera; tres de literatura, cine e historia; dos de leyenda y ficción; unas gotas de autobiografía y un generoso exprimido de ácido sentido del humor. Salió un trago largo estimulante y de componentes armonizados que aquí te sirvo, lector, en forma de pequeño libro que confío en que te resulte de grata lectura.
Lo he completado con una antología de frases jocosas, lapidarias, ingeniosas, insultantes o surrealistas que he oído a un lado u otro de la barra de bares a lo largo de mi medio siglo de vida.
En fin. Sin más demora. Como habría dicho aquel puntal de la humanidad, Roy Bean, más conocido como el juez de la horca, autoproclamado la ley y el orden al oeste del río Pecos: «El bar está abierto.»
