por un embaucador, captada por un jugador. Jamás me han importado lo suficiente como para hacerme daño de verdad, daño duradero. Mi orgullo se vio herido, mi corazón quedó arrasado y mi autoestima recibió un par de golpes, pero todo eso fue un juego de niños si lo comparo con lo que me provocaría la pérdida de Cash. Lo que aprendí de mis fracasadas relaciones es, sin embargo, que ahora no me resulta