Para Sam Winton la noticia de Haley Glen fue como una espada que le atravesó el corazón. Estaba claro que aquel pequeñín regordete tenía su mismo pelo negro y sus mismos ojos azules, pero Sam sabía mejor que Haley, aquella maestra en el arte del engaño, que su sangre no podía correr por las venas de ningún niño…
Haley se había colado en la lujosa casa de Sam para hacerle pagar caro a La Bestia que abandonase a su hermana cuando estaba embarazada. Ella se esperaba encontrar a un hombre de hielo, pero en contra de lo que había imaginado, descubrió a un hombre apasionado y… honesto.
¿Acaso su hermana se había equivocado totalmente y era Sam quien tenía razón? ¿O acaso ella se había enamorado del enemigo y de sus mentiras?