Evelio Rosero

Toño Ciruelo

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  • daicy10pcompartió una citahace 5 años
    Asdrúbal Granados y Ramón Valle, son unos santos, búsquenlos. T
  • daicy10pcompartió una citahace 5 años
    le fue contando a Toño lo que acabábamos de oír.

    —No puede ser —oí la ronca voz de Ciruelo, su velluda voz—, pero qué país hijueputa.
  • daicy10pcompartió una citahace 5 años
    Y, sin embargo, fue el mismo Ciruelo quien meses más tarde nos convocó a que leyéramos la Biblia, en grupo, y leímos casi todo el Antiguo Testamento, hasta que se presentó su muy extraña propuesta:
  • daicy10pcompartió una citahace 5 años
    Hablaba.

    Contaba... unas... historias —de él, de su familia— que pronto me capturaron, a mi pesar, para toda la vida. Acepté la sinuosa compañía, acepté su frío, o acepté el frío, porque, y fue un descubrimiento extraordinario, comprobé que la presencia de Ciruelo daba frío, pero esa sensación (era un frío repulsivo) desaparecía tan pronto yo la discernía; o seguramente las palabras inmediatas de Ciruelo lograban que me olvidara del frío y que, en su lugar, escuchara su voz caer de todas partes como fuego.

    Hoy recuerdo dos de esos «momentos estelares» de mi vida con Ciruelo, a los catorce años.

    El primero ocurrió una tarde, durante el último recreo: Toño propuso que en lugar de la Odisea nos fuéramos al Jardín de las fresas (los sacerdotes cultivaban fresas, que nadie se atrevía a robar porque era un delito con pena de infierno), un sitio extraño en el colegio: realmente bello, con sauces, saúcos y eucaliptos y varios bancos de madera alrededor, acaso para que los niños se sentaran a paladear en sueños la tentación del fruto prohibido —
  • daicy10pcompartió una citahace 5 años
    ¿era Ciruelo capaz de sentir dolor por recordar?
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