Oswaldo Javier Valerdi Laracompartió una citael año pasado
—¡Ay, Pavel Ivanovich, Pavel Ivanovich!
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Ni siquiera había sido autorizado a coger las cosas más imprescindibles, a llevarse el cofrecillo que contenía su dinero, quizá lo suficiente como para...
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—No sé qué responder, Afanasi Vasilievich.
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intentan arreglar sus asuntos. «El que la persigue la mata», dice el proverbio. La expedi
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—¡Fíjese de qué modo está labrada la tierra! —exclamó Kostanzhoglo con un sentimiento de amargura al tiempo que señalaba la pendiente—.
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Continuaron caminando hasta el borde de una empinada cuesta cubierta de matorrales; a lo lej
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persona. La llegada de los visitantes le alegró sobremanera, igual que si viera a unos hermanos de los que llevaba largo tiempo separado.
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Y después las mieses, tras el centeno vienen el trigo, y al trigo siguen la cebada y la avena. Todo está en ebullición; no se puede perder ni un minuto; aunque uno estuviera dotado de veinte ojos, habría ocupación para todos. Y cuando
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El labrador es lo más honroso que tenemos. ¿Por qué lo tocáis? Todos tenían que ser labradores.
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