T.N. Hawke

Reclamada por su Alfa

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Sheila: Desde que mis padres murieron cuando yo tenía diecinueve años, me he pasado la vida viajando de un lugar a otro en busca de ofertas de trabajo temporal y haciendo todo lo posible por sobrevivir. Cuando el accidente de coche sucedió, y después de haberlos llorado y enterrado, me di cuenta de que estaba en la ruina y de que no tenía ningún lugar al que ir. Quizá es por ello que, en cuanto vi el anuncio en Internet de que se buscaban mujeres humanas para «conocer y trabajar» para un Lobo Alfa Cambiante en Canadá, que afirmaba necesitar a alguien que le ayudara en casa a cambio de una suma de dinero considerable, no dudé en poner rumbo hacia allí. No es que no tuviera miedo de acabar quién sabe dónde y en las manos de algún psicópata misógino y huraño y de que mi cadáver terminara en algún lugar remoto e inaccesible de los bosques del frío país de Canadá, pero acababa de gastar mis últimos dos dólares en un café y necesitaba dinero desesperadamente. Y he de admitir que lo que vi de la ciudad de Green Valley tras una búsqueda en Internet me enamoró. No sé por qué, pero ver esos parajes: los verdes prados, las montañas, los ríos y bosques… despertó algo en mí que me impulsó a empezar el viaje ese mismo día. Y aquí estoy ahora: a la entrada de la carretera de Green Valley, y mi corazón, no sé por qué, late tan descabellado que tengo que respirar hondo para calmarme. —Señorita, ¿necesita ayuda? La voz es profunda y ronca, muy masculina. Yo me sobresalto. Ni siquiera lo he oído llegar. Tan ensimismada estaba contemplando la ciudad del lago y su belleza que he perdido por completo la noción del tiempo y el espacio. Cuando me giro, con el corazón latiéndome a mil por hora y sin saber por qué, el aliento se me atasca en los pulmones y la sensación premonitoria se hace mucho más intensa. Tan intensa que no puedo apartar la vista de él. Siento que cada segundo de mi vida, cada decisión y giro inesperado, me han llevado hasta ese momento. Hasta él. Liam Wolf, macho Alfa de la manada de Green Valley. Liam: El olor de mi Compañera Predestinada (Sheila. Un nombre tan hermoso como lo es ella) aún permanece en el aire. Atrapado en mis pulmones y fluyendo en mis venas como una potente droga. La imagen y el olor de ella me persiguen y siento que estoy a punto de perder el control y Cambiar aquí mismo para echar a correr tras ella como si fuese un perro en época de Celo. Apenas puedo pensar con coherencia y el instinto primitivo de todos los Cambiantes por marcar a su Compañera como suya lucha fieramente contra mi lado humano, y temo perder contra la agonía de mi súbito deseo por Sheila. No puedo dejar de estar obsesionado con su olor. Jamás había olido algo tan delicioso como el aroma de la excitación de Sheila. Sheila. Sheila. Sheila. Mi deseo por poseerla, por marcarla como propia, es mayor que mi sensatez. Ambas partes de mí: Lobo y hombre, luchan por el dominio en mi interior. Y ambas quieren lo mismo: a ella.
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70 páginas impresas
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