3. El régimen wittgensteiniano designará la mirada olímpica y desapasionada del observador de los usos de la imagen. Desde el estricto punto de vista de las calidades plásticas y del tipo de belleza de los «modelos», por ejemplo, no hay estrictamente ninguna diferencia entre una publicidad de los perfumes Calvin Klein, el cartel publicitario de Roberto Zucco (Roberto Zucco, Cédric Khan, 2001), y la fotografía que Télérama puso en la portada para anunciar una exposición de fotografías tomadas en un campo de concentración (enero del año 2001). En cada caso, el rostro aparece demacrado, pero resulta bello, la expresión seria, la iluminación sobria. Conferir a la primera una virtud prescriptiva («Yo soy bella, sea usted bella igualmente comprando este perfume, o, por el contrario, únase a la tribu que me encuentra bella»), y a la segunda, un funcionamiento ficcionalizante («Yo soy un actor que interpreta el papel de un asesino»), y a la tercera un funcionamiento documentalizante y denunciador («Yo he existido realmente, yo me encontraba en ese lugar, no permita jamás que se vuelva a producir algo parecido»), todo ello obedece a prácticas sociales íntegramente exteriores a las imágenes consideradas únicamente como tales. En este caso, la significación es el uso.