Dos sólidos ejes recorren a cada ser humano. Más allá de cualquier diferencia, somos «hijos de la Tierra», resultantes de la evolución que conecta nuestro biorritmo con el pulso planetario y hermana nuestros átomos y células a minerales, plantas y animales. Y al mismo tiempo, como especie, somos «hijos del cielo», porque aloja en nosotros una conciencia que enlaza la naturaleza espiritual de nuestro ser con un alma que nos impulsa a un bien mayor, pleno de sentido para nosotros mismos y el cosmos. En esta novedosa síntesis de sus anteriores obras Todos los reinos palpitan en ti y De la cultura del ego a la cultura del alma, la antropóloga Patricia May, en su particular perspectiva integradora de ciencia y espiritualidad, convoca a observar y recuperar esa pulsación evolutiva de formar parte de un todo y de expresar esa cosmovisión en la vida cotidiana. En una época de alienación, estrés y exceso de estímulos, entender qué somos y de dónde venimos no solo permite honrar nuestra biología, sino también dejar de sentirnos separados y superiores, y ubicarnos plenos de dignidad y conexión con todo lo que existe, para rediseñar hacia dónde vamos y cuestionarnos si ansiamos o no una cultura inspirada en la unidad, la inclusión y la colaboración.