En correspondencia con su programa, los gobiernos liberales de la década de 1850 a 1860 se emprendieron dos ciclos de reformas que le dieron una primer ciclo reformista, que corresponde al legado del presidente liberal caucano José Hilario López (1849 — 1853), se caracterizó por impulsar transformaciones de corte radical en el comercio y las finanzas públicas del estado, así como la consagración de las libertades individuales y el voto universal masculino, consiguiendo, además, destruir el sistema tradicional de tenencia de tierras y la institución de la esclavitud. Fue además el momento en el que inició el camino de la descentralización administrativa, a través del debilitamiento paulatino del gobierno central y el fortalecimiento de la autonomía provincial.El segundo ciclo de reformas liberales vino a la fuerza como producto de al guerra civil iniciada en 1859 y finalizada en 1863. Las reformas emprendidas en este segundo mandato de Tomás Cipriano de Mosquera, caucano y converso a las filas del liberalismo, consistieron en la profundización de la querella contra la Iglesia, al impulsar la nacionalización y posterior venta de los bienes de las manos muertas, además de la exclusión de su participación de la educación, actividad que venía desempeñando desde la era colonial. Así mismo, Mosquera garantizó la apuesta hacia el modelo federal al proclamar en RIonegro una federación de estados soberanos, que había sido consagrada en la Constitución de 1858, pero que no había sido respetada por el gobierno conservador de Mariano Ospina Rodríguez.El segundo ciclo de reformas liberales vino a la fuerza como producto de al guerra civil iniciada en 1859 y finalizada en 1863. Las reformas emprendidas en este segundo mandato de Tomás Cipriano de Mosquera, caucano y converso a las filas del liberalismo, consistieron en la profundización de la querella contra la Iglesia, al impulsar la nacionalización y posterior venta de los bienes de las manos muertas, además de la exclusión de su participación de la educación, actividad que venía desempeñando desde la era colonial. Así mismo, Mosquera garantizó la apuesta hacia el modelo federal al proclamar en RIonegro una federación de estados soberanos, que había sido consagrada en la Constitución de 1858, pero que no había sido respetada por el gobierno conservador de Mariano Ospina Rodríguez.