El enojo es un sentimiento mal visto por la sociedad. Se le considera algo reprobable. Si una persona da muestras de enojo, difícilmente pasará desapercibida, y en general es censurada.
Sin embargo, entrando en un análisis fundamental, básico, de la naturaleza humana, podemos preguntarnos: ¿el enojo en sí mismo, “como sentimiento”, es condenable? ¿Es justa esa condena? En realidad, no es justa. El enojo tiene su valor y su lugar en la dinámica y en el psiquismo del ser humano.
La vida es movimiento y las emociones impulsan ese movimiento. Proporcionan fuerza, calor y color a la vida. Y el enojo es una de esas emociones que mueven a los seres humanos. Los sentimientos son útiles y buenos, cada uno como parte integrante de la naturaleza humana. Ella está equipada para la sobrevivencia en las diferentes circunstancias de la vida.
No hay emociones malas. Como tampoco hay pianos o violines malos. Pueden existir malos pianistas o malos violinistas, pero eso es diferente. El presente libro tiene tres partes. En la primera se da la ubicación del enojo en el psiquismo humano; en la segunda se hace un análisis sobre su esencia y su dinámica, y en la tercera se exponen las formas de expresión del enojo y de su manejo funciona.