Esa cuerda estaba hecha de palabras y en ellas hallé una potencia secreta, como el vaso de agua y el bocadillo del «puesto fronterizo». Eso que tanto activa el cuerpo como nos reconcilia con un «estar vivos». Diría que en ese hilo estaba la poesía. Y afirmaría que quien la descubre sabe que cuenta con un tesoro que no es solo para los ricos, con un alimento tan valioso como la comida o el oxígeno