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Hans Urs von Balthasar

Nos conoce Jesús? ¿Lo conocemos

  • b3800097408compartió una citahace 7 años
    Sólo ahora nos resulta perfectamente claro lo que significa penetrar en la casa del fuerte y saquearla. De alguna manera ha sido el hombre desposeído de su culpa; otro más fuerte que él se la ha quitado. Para desconsuelo de Kant y de todos los autonomistas, el hombre cae en la cuenta de que se ha desmoronado el muro que frente a Dios se había ido erigiendo. El «muro de separación» (Ef 2, 14) ha sido derribado. Si le digo a uno que tiene las manos atadas: «¡Levanta la mano!», no puede. Si le suelto las ataduras y le digo de nuevo: «¡Levanta la mano!», puede hacerlo si quiere, pero no tiene por qué querer necesariamente. La gracia ha
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    Cuando se dice que toda rodilla en el cielo, en la tierra y debajo de ésta tiene que doblarse ante Él (Flp 2, 10), pueden incluirse también ahí todas las prolongaciones de lo humano, desde lo que está encima del mundo, hasta el mundo y el inframundo del que dijo Freud: acheronta movebo. Alguien lo ha hecho saltar todo por los aires, como sugieren las imágenes pascuales de la tradición oriental.
  • b3800097408compartió una citahace 7 años
    el único capaz de tomar de la mano de Dios el libro sellado de la historia del mundo y de abrir un sello tras otro con todos los sufrimientos y las abominaciones que en él se contienen. Porque estos horrores no pueden sobrepujar su propio sufrimiento; Él es su señor y sólo en Él son susceptibles de interpretación.
  • b3800097408compartió una citahace 7 años
    Aquel que pone de manifiesto su absoluto conocimiento de la persona humana es, al mismo tiempo, «el Cordero como degollado» que está en medio del trono de Dios y que envía los siete espíritus de Dios p
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    ibid. 2, 9). «Conozco tus obras: se dice que vives, pero estás muerto. Está alerta y reanima el resto que estaba a punto de morir» (ibid. 3, 1). «Conozco tus obras: que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!... Dices: me he enriquecido y de nada tengo necesidad y no sabes que eres tú el desdichado, y miserable, y pobre, y ciego, y desnudo» (ibid. 3, 15 ss.).
  • b3800097408compartió una citahace 7 años
    ahora puede, como confesor a la vez divino y humano, hablar al hombre sobre su condición: «Conozco... que no puedes soportar a los malvados... Pero tengo contra ti que has dejado tu amor primero. Recuerda, pues, de dónde has caído» (Ap 2, 2.4-5). «Conozco tu tribulación y tu pobreza, aun
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    posible que el Redentor de la humanidad permitiera que el hombre le av
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    Lo que constituye la verdad del pecado (precisamente si se designa a éste como mentira) tiene
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    tiene que traducirse en acto con toda la insobornable dureza inherente al no del pecador a Dios y al no de Dios a este no.
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