Los científicos coinciden en que tan solo alcanzamos el diez por ciento de nuestro potencial humano. En cambio, cuando establecemos el centro de nuestras actividades en el silencio, nuestro potencial se vuelve ilimitado. En el atletismo, cuando los deportistas rinden al máximo, la experiencia siempre parece no conllevar esfuerzo alguno: se trata de una sensación de quietud, de euforia y silencio en la que para el atleta todo transcurre a cámara lenta a la vez que alcanza un nivel de actividad y rendimiento sobrehumanos.