Igor es un vagabundo, también es el silencioso y confuso protagonista de esta novela. Sigue al sol mientras arroja semillas. Espera el día en que “los arboles arrasen con el barro y el silencio al ruido”.
Mientras camina detrás del sol, Igor va anotando en su libreta lo que vive día a día; quiere escribir una novela, para así “combatir el olvido”. Pero le falta el personaje. Es entonces cuando encuentra con un tipo llamado Escorpión –al igual que su constelación preferida–, con él establecerá una relación de compañeros de búsqueda, pues también este aspira a componer una novela. Todo esto los conducirá a un lugar donde se cuestionan si son seres reales o cada uno es inventado por el otro. Como espejos, como realidades sobrepuestas. Llegaran hasta la Gran Mente Universal, donde habitan los personajes de todas las novelas, donde se almacena la imaginación del mundo.
El problema planteado gira en torno a la lucha entre la realidad o la ficción de nuestra existencia: ¿Qué es real? ¿Qué es imaginado? ¿Quién imagina a quién?
La novela se ordena en un eterno retorno representado por las cuatro estaciones del año, orden que, personas o personajes, no podrán eludir.