Piensa, Es Gratis

«¿Lo que yo te doy queda de alguna manera compensado por lo que tú me das?»

somos animales educados para vivir en selvas urbanizadas.

Comprar es un acto de confianza.

«La próxima vez seré yo quien ganará»

odio a un competidor es directamente proporcional a la posibilidad de que él nos arrebate nuestros clientes.

El mercado es el campo de batalla de las guerras comerciales.

Pero ensalzar al límite la monotonía y la cotidianidad es enfajar las neuronas, oprimir la imaginación y asfixiar los sueños: es una amable sedación del talento para llevarlo a un estado viciosamente aletargado.

Pero también se produce una conexión física. La expresión y el envoltorio del vendedor —su forma de hablar, estar y vestir— deben ser la continuidad viva de la personalidad y el entorno ambiental que proyecta su marca. Porque ante cada cliente, él es la marca y la marca es él.

Para convencer de algo a los demás, quien lo explica debe ser el primer convencido

Porque con este valor-beneficio aplacaré y saciaré tus necesidades, sueños, ilusiones, costumbres, ambiciones o aquello concreto que tú deseabas y para lo que yo fui concebido y diseñado.