Un amor como ese

En otras palabras, la humildad se baja de su alto caballo para ponerse al nivel de los pobres y sencillos.

Un esnob es una persona que cree que existe una relación entre el estatus social y la valía personal. Los esnobs básicamente consideran a determinadas personas inferiores a ellos basándose en creencias, valores, intelecto, talento, riqueza, educación, belleza, etnia a la que pertenecen, religión o nada, sencillamente. Los consideran inferiores porque sí.

Tal vez pienses que las expresiones faciales tan solo reflejan tus sentimientos, pero en cierta medida también los provocan. De hecho, algunos estudios demuestran que las expresiones pueden actuar como el control de volumen: amplía tu sonrisa y automáticamente serás más accesible.

aunque sea un absoluto desconocido.

Pero puede que la mejor forma de definir accesible sea con una simple sonrisa. Hay estudios que demuestran que las personas creen que conocen a alguien cuando esa persona les sonríe,

Posiblemente fuera porque Jesús conocía el rechazo de primera mano. A fin de cuentas, su vida la definió el rechazo. Sus vecinos se reían de él, su familia cuestionaba su cordura, sus amigos más íntimos lo traicionaron y sus compatriotas terminaron tachándolo de revolucionario. Puede que por eso se mostrara tan incluyente con aquellos que también eran rechazados, los marginados por todos los demás. O puede que fuera porque Jesús, el hombre-Dios, simplemente percibiera y entendiera el deseo de aquellas personas de pertenecer. Fuera lo que fuera, no te equivoques: Jesús hizo todo lo que estuvo en su mano por acoger a los que nadie quería, a los que todos despreciaban. Hizo todo lo que estuvo en su mano por mostrarse accesible para todos.

No hay nada tan arraigado en la personalidad del ser humano como la percepción de que formas parte del grupo. Anhelamos pertenecer a algo. Jesús comprendía esta profunda y poderosa necesidad mejor que nadie. Por eso se mostraba intencional, profunda y, a menudo, sorprendentemente accesible a propósito. De hecho, Jesús probablemente fuera la persona más accesible que ha habido.

El orgullo es nuestro peor enemigo, y la humildad, nuestra mejor amiga.

Sorprendentemente, la respuesta es sí. De hecho, las mismas dos regiones del cerebro que se activan cuando sentimos un dolor físico y cuando nos excluyen en un sencillo juego virtual con otros jugadores son exactamente las mismas. Imagina hasta qué punto puede doler el rechazo en el mundo real, con personas reales.

Tenemos un deseo innato de sentirnos acogidos y nos duele que nos ignoren