«Se encuentran transcritas en este libro la ascesis virtuosa y la vida admirable, así como las palabras de los santos y bienaventurados padres y madres, para la emulación, la formación y la imitación de aquellos que desean llevar una vida celestial y marchar por el camino que conduce al reino de los cielos» (del Prólogo, 1).
En la presente Colección de Apotegmas encontraremos tres temas principales: a) rema, logos, palabra; b) sentencia o enseñanza; c) narraciones o relatos ejemplares y/o edificantes.
a) Una palabra es lo que en los textos más antiguos un monje experimentado (un anciano) ofrecía o entregaba a quien se le aproximaba para interrogarlo: “Abba (padre), dime una palabra”; o: «Una palabra de salvación”. La respuesta es el centro del apotegma, y suele ser, habitualmente, breve, consistiendo en, a lo sumo, tres o cuatro virtudes a practicar (la ascesis).
b) Sentencias: cuando los apotegmas comenzaron a transmitirse, primero de forma oral y luego escrita, casi al mismo tiempo se produjo la pérdida gradual del género literario. Y así en muchos casos ese diálogo entre un abba y quien se iniciaba en el seguimiento de Cristo en la vida monástica, desapareció. El resultado fue que el apotegma se redujo a la sentencia o enseñanza que ofrecía el abba o la amma, y en ocasiones se transformó en una exhortación colectiva.
Este cambio facilitó, posiblemente en un segundo momento, la introducción de textos pertenecientes a una literatura anterior, no siempre fácil de distinguir de los verdaderos apotegmas. Y también de otras sentencias que no habían nacido, propiamente hablando, en el ámbito monástico de las colonias semi-eremíticas del desierto egipcio.
c) Narraciones o relatos: en estos casos el contenido cambia notablemente respecto de los precedentes. El centro ya no lo ocupa un consejo, sentencia o enseñanza, sino un ejemplo de vida que, en muchos casos, incluye también una sentencia.