Para el mediocre, para el pesimista, las crisis representan su derrota; en cambio, para el ser excelente, para los optimistas, las crisis representan su gran oportunidad. Ante las crisis el mediocre huye, abandona el barco sin importarle su tripulación; el ser de éxito en cambio, toma el timón, descubre su oportunidad y toma el mando con tal firmeza que los demás le siguen con la seguridad de que los llevará al destino anhelado. Si para el mediocre las crisis son amenazas de las cuales se tiene que proteger, para el ser excelente las crisis son su ambiente natural, el medio ideal para fortalecer su espíritu. El mediocre le teme a las crisis por ello las evita, el ser excelente anda en busca de ellas, pues es la manera en que visualiza su constante crecimiento. Cuando un mediocre ve venir una crisis se esconde para dejarla pasar, el ser excelente en cambio, alerta todos sus sentidos y sale a su encuentro, su meta es aprender,