Pero, aunque estaban rodeados de bosques vírgenes, Meghan y Harry no encontraron la paz que buscaban.
—El «descanso» no fue tal, ni mucho menos —afirma una fuente cercana a la pareja.
Lo que aparentaba ser una escapada idílica fue, de hecho, una época marcada por la zozobra. Meghan y Harry pasaban horas y horas tratando de planificar posibles escenarios para su futuro. El príncipe estaba harto de las discusiones constantes, los rumores y la exasperante tirantez de su relación con el palacio de Buckingham