El mensaje quedaba grabado. Las mujeres más representativas de Occidente podían lograr visibilidad siendo «bellas», aun cuando trabajasen mal. Podían ser buenas en su trabajo y «bellas» y, por lo tanto, visibles, pero sin recibir ningún reconocimiento por ello, o bien, podían ser buenas y poco «agraciadas», en cuyo caso serían invisibles, de tal