El último día de la vida anterior

El niño parece tan familiarizado con el espacio que resulta absurdo preguntarle de dónde ha salido, es una emanación natural de las paredes, de ese aire repleto de polvo dorado en suspensión.

arece un ladrón, un ladrón pequeño cuyo ideal secreto fuera ser admitido, pero no hace ningún intento por parecer simpático, ni por disculparse.

siempre le ha producido la gente rica; ese aire teatral, de figurín, aunque suavizado por la infancia.

No es una entelequia, sino un cuerpo tan real como la balda o el fregadero

se lo encuentra en una de las sillas

ve al niño el primer día de venta de la casa, mientras limpia la cocina entre las visitas de dos clientes

–¿Cuánto tiempo es para siempre? –preguntó Alicia.

–A veces solo un segundo –respondió el Conejo Blanco.

LEWIS CARROLL

Del mismo modo que el perdón es un gesto más soberano que el castigo, a veces le parece que en ella la honestidad esconde un vicio más censurable que la codicia.

las casas son solo un pretexto, un puente para tocar aquello que no puede tocar en las personas