Aquello era un cuento de hadas hecho realidad.
El ranchero Joe Crawford había aparecido en mitad de la niebla para salvar a Anna Pointer de una situación desesperada. La bella viuda tenía que criar sola a sus dos hijos, por eso no pudo rechazar la ayuda de Joe, aunque lo que no estaba dispuesta a aceptar era la increíble atracción que sentía por el rico soltero.
Joe era un tipo de pocas palabras, pero de algún modo, Anna conseguía ver lo que había dentro de él… incluso le hizo creer que la felicidad estaba a su alcance. Sólo tenía que atreverse a ser el príncipe que ella creía que era.