Love Unexpected – Q.B. Tyler

—Hola, pequeño, soy papá. Siento no haber hablado contigo esta mañana. Mamá estaba súper gruñona y me dijo que tenía que hablar con su coño primero…

Le doy un manotazo. —¡Dominic!

—¿Me equivoco? —Levanta una mano.

—Shh, hablando con mi hijo. De todas formas, espero que te lo estés pasando muy bien ahí dentro, estoy pensando en darle de comer a mamá italiano esta noche, ¿qué te parece? —Pone su oreja en mi estómago y aunque pongo los ojos en blanco, no puedo evitar la sonrisa que encuentra mi cara por lo dulce que es.

—Dice que está abajo.

—Ah, ¿sí? Pues asegúrate de que sepa que tiene que mantenerse ahí abajo.

Voy a cometer un asesinato.

—¿Cómo... cómo está pasando esto? Que alguien hable, —gruño mientras sigo avanzando a toda velocidad entre el tráfico.

—Estoy hablando por Skype con Stassi, —responde Kate—. Te tengo en el altavoz.

—¿Por qué?

—Porque necesitaba saber la verdad, Dominic, —responde Stassia.

—Micah nos hizo seguir, Kate. Un detective privado, un jodido detective privado que tenía todo tipo de fotos de nosotros. Fotos muy claras, muy vívidas, muy explícitas. Ella está desnuda, yo estoy desnudo, estamos juntos, tocándonos, follando, lo que sea. Luego descubrió que yo era su profesor de matemáticas en quinto grado. Puso todas estas fotos en una puta carpeta y me la echó en cara y dijo que las enviaría a todos los que Stassia y yo conocemos si no la dejaba.

El silencio al otro lado es ensordecedor.

—Ese hijo de puta. —La voz que escucho no es la de Kate. Es Stassia.

—Te amo —le susurro en la boca entre beso y beso.

Se retira y me mira, con los ojos marrones ligeramente llorosos. —Por fin —Sonríe—. Te tengo.

—Para siempre.

—¿Ese vibrador te folla mejor que yo, nena? Contesta con prudencia, porque me lo voy a llevar. —Le advierto.

Se ríe. —Definitivamente, no. No puedo imaginar que nadie ni nada pueda follarme mejor que tú. Tu polla, tu boca, tus dedos. Cada parte de tu cuerpo sabe tocar mi clítoris como un puto instrumento.

—¿Cómo lo has encontrado? —grita, y yo la miro.

—En tu mesita de noche, Stassi, ¿en serio?

—¿Has mirado ahí antes?

—Tal vez

—¡Dominic! ¿Desde cuándo sabes que está ahí?

—Sólo desde que volvimos. —Me río entre dientes. Me subo a la cama y me cierro sobre ella y presiono su juguete entre las piernas y lo deslizo dentro de su coño codicioso. Ella gime cuando empiezo a jugar con ella—. Quería ver qué usas para excitarte.

—¿Revisaste mis cosas?

—Sí —le gruño al oído—. Creo que debes haberla usado antes ese día porque pude olerte en ella.

ecesito que te vayas. Ve a buscar algo que hacer. A cualquier sitio.

—¿Por qué?

Ladeo la cabeza hacia un lado y él deja caer la pizza y sacude la cabeza. —¿Estás bromeando? ¿Puedes mantenerla en los pantalones durante dos días?

—No. Así que sal

—Voy a enviar a Seth fuera.

¿Nosotros? ¿Hay un nosotros?

—Siempre ha habido un nosotros. Desde hace más tiempo del que probablemente ambos nos dimos cuenta. Tú y yo, fuimos inesperados, Stassia. Una sorpresa que nunca vi venir. Pero, joder, me alegro de que hayas aparecido.

—Tan sabia para una chica tan joven. —Me toca la nariz y yo la froto contra la suya.

—Un hombre bastante sabio me enseñó mucho cuando estaba creciendo. Tendré que hablarte de él alguna vez. —Le guiño un ojo antes de saltar de su regazo.