Libros
María Magdalena

No hay milagro más cruel que este

  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 2 años
    Cuando nos acostamos en una camilla médica la mayoría de las veces nos convertimos en cuerpos sin historia
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 2 años
    La obra de Plath es “confesional”, la de Allen Ginsberg no lo es. En los hombres, la furia puede ser cualquier cosa, desde revolucionaria a estúpida, pero la mayor parte de las críticas no la califican de “confesional”»88. Al listado de temas tabú podríamos agregar la locura. Volverse loca, ser diagnosticada como loca, recibir tratamientos tortuosos en nombre de la locura. Y escribirla.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 2 años
    ¿Salvada de qué? De todo lo que de mí no podía soportar. De mi angustia arrasadora. De no saber cómo estar en el mundo. De mi locura. Pero el amor no salva. Su potencia es la de acompañar la renuncia a ser salvado. Porque no hay salvación. Hay, a veces, una cura posible, que implica necesariamente el entendimiento de que no existe la fusión con el otro. Por eso el amor es tan milagroso como cruel.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 2 años
    Contra toda romantización del dolor y de la locura, llorando no se escribe. Se puede hacer catarsis, pero no escritura. Porque la escritura implica un trabajo, y no en términos productivos sino subjetivos. Entonces, quizás una mano, una parte de nosotros esté sujeta al dolor, al abismo, a la locura, al padecimiento, pero la otra, necesariamente, tiene que estar dispuesta, abierta a la escritura, al trabajo de la escritura. Y allí, en ese acto de escribir, se produce por un lado un lazo con el mundo, y por otro, un hacer con la pérdida
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 2 años
    Hay algo sistemático en nuestro modo de amar que no puede reducirse a un hombre —ni a un nombre— particular. Al casarme con I. creí estar a salvo de los cautiverios tradicionales que habían apresado a nuestras antecesoras. Yo no iba a convertirme en una ama de casa sumisa, ni en una esposa obediente, ni en una madre devota. Sin embargo, me cautivó el amor. O una de sus formas. El tipo de amor que se presenta como todopoderoso, ideal, mágico, salvavidas. Quitarse de encima la creencia mortífera en el amor para poder amar, dice Anne Dufourmantelle67. Esa creencia era mi cautiverio
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 2 años
    El cautiverio, dice Lagarde, no implica sólo dolor; la opresión no siempre es vivida con pesar. Por el contrario, «adquiere la tesitura de la felicidad cuando es enunciada en lengua patriarcal como lealtad, entrega, abnegación; cuando nos valoriza y nos ubica en el mundo y el cautiverio se llama hogar o causa; cuando la especialización en los cuidados se concibe como sexual y maternal, y la subordinación enajenada al poder es el contenido del amor».
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 2 años
    Toda herida es singular, toda herida es inenarrable. Escribe C. Maillard: «cada cual con su dolor a solas / el mismo dolor de todos». Con esa paradoja se escribe. Sin esa paradoja no se podría testimoniar sobre una herida privada que, en el mismo momento en que se vuelve testimonio, concierne a otras, las toca, las hace hablar.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 2 años
    Claro que no todo testimonio es poético, ni toda poesía es testimonial —aunque sí, vuelvo a decir, inevitablemente autobiográfica. Y con autobiográfico me refiero a la imposibilidad de eludir la propia biografía —esa ficción, relato o narración que construimos en torno a nuestras vidas; esas marcas propias que nos hacen singulares— ya sea para escribir, pintar un cuadro, admirar un paisaje, amar u odiar
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 2 años
    Joana Russ analiza los diferentes patrones que se repiten en las «técnicas para acabar con la escritura de las mujeres»37; uno de ellos consiste en la negación de la autoría. Así como se puso en duda que Mary Shelley fuera la autora de «Frankestein», también se le ha atribuido a Branwell Brontë las obras de sus hermanas
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 2 años
    A los muertos sólo les sucede la muerte. Nada de temores, dudas, angustia ni llanto. Entonces entiendo que el cirujano sólo sabe lidiar con organismos. Que lo que no tolera es el cuerpo. Así, en singular. El mío, por ejemplo. Y mi cuerpo podría descoserse cuando él tira del hilo, aunque la sutura que cosió magistralmente continúe intacta
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