Leer el libro es algo parecido a sentarse en la penumbra de casa rodeado de humo y soledad a escuchar el sonido rasposo de un vinilo donde suena la vida, sus distintos matices de luz y de sombra. (…) Entre sus páginas casi se puede tocar el frío de estar vivos como si fuera algo sólido y pesado. (…) Pero el poeta afronta su dolor con ironía a través de un lenguaje certero, cargado de matices, desnudo de retórica, que le salva a él y, al leerlo, a nosotros. (…) Quizás nos hallemos ante uno de los autores más interesantes del panorama poético actual en España y ante su obra más rotunda.Martina Lis