Dice el Premio Nobel de literatura Octavio Paz que «La Chingada es la madre abierta, violada o burlada por la fuerza. El 'hijo de la chingada' es el engendro de la violación, del rapto o de la burla. Si se compara esta expresión con la española, 'hijo de puta', se advierte inmediatamente la diferencia. Para el español la deshora consiste en ser hijo de una mujer que voluntariamente se entrega, una prostituta, para el mexicano, ser fruto de una violación… Si la Chingada es una representación de la madre violada, no me parece forzado asociarla a la conquista, que fue también una violación, no solamente en el sentido histórico, sino en la carne misma de las indias».
En este ensayo, Gonzalo Asturias Montenegro desarrolla esta línea de pensamiento de Octavio Paz. Asegura que nuestros grandes y múltiples complejos surgen de la negación de nuestro origen, de no aceptarnos como mestizos, de querer ser lo que no somos. Siéndolo, pretendemos no ser hijos de la chingada. A todo esto, se suman complejos tales como ser feos, no ser blancos, en un mundo que exalta la blancura.