Los espacios poéticos de ensoñación en Habitar se representan
en las galerías viñamarinas que han
sido fuente de inspiración para la escritura de un narrador anónimo.
Estos relatos dan cuenta de un
micromundo de personajes que habitan en esta ciudad cercana al mar
y cruzada por el estero Marga Marga.
La sexualidad se manifiesta
en el placer y el vacío que supone
el desapego. Placer y muerte. La identidad de las personas que deambulan por la ciudad evidencia
la existencia de lo misterioso,
amplificando la condición de la
máscara como instancia de relación
entre los seres. Un hombre fisgón cree
ver a su madre muerta caminando
en una mujer que lleva de la mano
a dos niños pequeños; una mujer
loca intenta secuestrar a una nueva
víctima de sus delirios; otra cree ver en una mujer la visión más optimista
de sí misma; una mujer mantiene
una relación lésbica y su amante
no lo acepta; un hijo se entera de los secretos de su madre con un exseminarista; el profesor de un
colegio alemán en Viña del Mar no es
lo que aparenta.
Así son estos textos: un mosaico de múltiples personalidades,
un catálogo de las rarezas de la
condición humana.
