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Bernal Díaz del Castillo

Historia verdadera de la conquista de la Nueva España I

  • Fátima Albacompartió una citahace 3 años
    señaló Todorov, la conquista de América es «el encuentro más asombroso de nuestra historia. En el “descubrimiento” de los demás continentes y de los demás hombres no existe realmente ese sentimiento de extrañeza radical» (La conquista de América: el problema del otro), es muy posible que esa radical extrañeza fuera lo único que compartieron los hombres que participaron en aquel encuentro
  • Fátima Albacompartió una citahace 3 años
    La Historia verdadera de la conquista de la Nueva España es, si no un relato fidedigno de lo que ocurrió, sí una de las obras de la literatura de la Conquista —junto con los Diarios de Colón, las Cartas de relación de Cortés y la Historia de la destrucción de las Indias del padre Bartolomé de las Casas— que mejor atestiguan la mentalidad occidental
  • Fátima Albacompartió una citahace 3 años
    Bernal Díaz relata, con un afán de fidelidad tan tenaz como problemático, una de las grandes expediciones que más han marcado el imaginario occidental: los desafíos que planteaba el poder, las tácticas de Cortés para aproximarse al imperio de Montezuma y, más tarde, al de Cuauhtemoc, el choque de creencias, la explotación de los nativos para conseguir oro y otros tesoros, o las batallas que se libraron hasta la caída de México.
  • Fer Garcíacompartió una citahace 3 años
    y con mucho acato que hicieron a Cortés y a todos nosotros le dijo: «Cansado estaréis, señor Malinche, de subir a este nuestro gran templo». Y Cortés le dijo con nuestras lenguas, que iban con nosotros, que él ni nosotros no nos cansábamos en cosa ninguna; y luego le tomó por la mano y le dijo que mirase su gran ciudad y todas las más ciudades que había dentro en el agua, y otros muchos pueblos en tierra alrededor de la misma laguna; y que si no había visto bien su gran plaza, que desde allí podría ver muy mejor; y así lo estuvimos mirando, porque aquel grande y maldito templo estaba tan alto, que todo lo señoreaba
  • Fer Garcíacompartió una citahace 3 años
    y llegamos a los grandes patios y cercas donde estaba el gran cu, y tenía antes de llegar a él un gran circuito de patios, que me parece que eran mayores que la plaza que hay en Salamanca, y con dos cercas alrededor de cal y canto, y el mismo patio y sitio todo empedrado de piedras grandes de losas blancas y muy lisas, y adonde no había de aquellas piedras, estaba encalado y bruñido, y todo muy limpio, que no hallaran una paja ni polvo en todo él.
  • Fer Garcíacompartió una citahace 3 años
    , y antes de salir de la misma plaza estaban otros muchos mercaderes, que según dijeron, era que tenían a vender oro en granos como lo sacan de las minas, metido el oro en unos cañutillos delgados de los de ansarones de la tierra, y así blancos porque se pareciese el oro de por defuera, y por el largor y gordor de los cañutillos tenían entre ellos su cuenta qué tantas mantas o qué jiquipiles de cacao valía, o qué esclavos, o otra cualquiera cosa a que lo trocaban
  • Fer Garcíacompartió una citahace 3 años
    lvidádoseme había la sal y los que hacían navajas de pedernal, y de cómo las sacaban de la misma piedra. Pues pescaderas y otros qué vendían unos panecillos que hacen de una como lama que cogen de aquella gran laguna, que se cuaja y hacen panes dello, que tienen un sabor a manera de queso; y vendían hachas de latón y cobre y estaño, y jícaras, y unos jarros muy pintados, de madera hechos. Ya querría haber acabado de decir todas las cosas que allí se vendían, porque eran tantas y de tan diversas calidades, que para que lo acabáramos de ver e inquirir era necesario más espacio; que, como la gran plaza estaba llena de tanta gente y toda cercada de portales, que en un día no se podía ver todo.
  • Fer Garcíacompartió una citahace 3 años
    Para qué gasto yo tantas palabras de lo que vendían en aquella gran plaza? Porque es para no acabar tan presto de contar por menudo todas las cosas, sino que papel, que en esta tierra llaman amatl, y unos cañutos de olores con liquidámbar, llenos de tabaco, y otros ungüentos amarillos, y cosas deste arte vendían por sí; y vendían mucha grana debajo de los portales que estaban en aquella gran plaza; y había muchos herbolarios y mercaderías de otra manera; y tenían allí sus casas, donde juzgaban tres jueces y otros como alguaciles ejecutores que miraban las mercaderías.
  • Fer Garcíacompartió una citahace 3 años
    Pues los que vendían madera, tablas, cunas viejas y tajos y bancos, todo por sí. Vamos a los que vendían leña, ocote y otras cosas desta manera. ¿Qué quieren más que diga? Que hablando con acato, también vendían canoas llenas de hienda de hombres, que tenían en los esteros cerca de la plaza, y esto era para hacer o para curtir cueros, que sin ella decían que no se hacían buenos. Bien tengo entendido que algunos se reirán desto; pues digo que es así; y más digo, que tenían por costumbre, que en todos los caminos, que tenían hechos de cañas o paja o yerbas porque no los viesen los que pasasen por ellos, y allí se metían si tenían ganas de purgar los vientres porque no se les perdiese aquella suciedad.
  • Fer Garcíacompartió una citahace 3 años
    Digamos de las fruteras, de las que vendían cosas cocidas, mazamorreras y malcocinado; y también a su parte, puesto todo género de loza hecha de mil maneras, desde tinajas grandes y jarrillos chicos, que estaban por sí aparte; y también los que vendían miel y melcochas y otras golosinas que hacían, como nuégados.
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