Hoy en día establecer familias funcionales y mantener en el tiempo el matrimonio se ha convertido en un verdadero reto. Fracasar en la construcción de una familia integralmente sana perjudica a cada uno de sus miembros —y a todo el conjunto de la sociedad— debido a que la familia constituye el núcleo vital del tejido social.
A través de mi testimonio anhelo iniciarte en el camino hacia un viaje a tu interior, hacia esa dimensión que te hace falta explorar: la dimensión espiritual. De ella surgirá lo que verdaderamente necesitas para retornar a la dirección correcta y así cumplir con el propósito para el cual fuimos creados los seres humanos, y para el cual creamos la institución del matrimonio.
En pos de lograrlo, pensemos en un árbol como lección y ejemplo de vida: me maravillo cuando lo veo, su raíz (lo invisible), su tronco, sus ramas, su fruto (lo visible). Así debemos ser nosotros, tal como ellos, echar raíces profundas y nutrirlas con amor, fe, honor, dominio propio, responsabilidad, empatía, verdad, visión, confianza, integridad, generosidad, santidad y respeto.
De esta manera creceremos como un tronco fuerte y sólido, del que nacerán ramas estables que serán ejemplo y modelo para los hijos, la relación de pareja, las finanzas, la familia, los logros, las amistades, la salud física, mental y emocional. Por ende, el fruto que emane de cada una de ellas será sano, dulce y abundante.
Todos los seres humanos poseemos espíritu de grandeza, atrapa tu momentum (impulso divino, oportunidades que pasarán una sola vez por tu vida, las mismas que cambiarán tu destino para siempre).
Dios hace su obra perfecta a través de personas imperfectas y ordinarias como tú y como yo, su gracia y su amor nos permiten tener una vida extraordinaria.
Silvana Núñez Del Pino
Psicoterapeuta
silvananunezdelpino.com
