Aprovecho este espacio para agradecerles a Noelia Peñailillo y Pamela Pérez, a quienes de cariño llamo Noe y Liza, por impulsarme siempre a ir más lejos; porque su fe en mí es más grande de la que yo poseo; por pasar estos últimos diez años leyendo mis ideas, esperando a que llegara el día en que quisiera volverlas realidad. Y ese día llegó por fin.
A mi mamá y hermanos, que seguramente no leerán esto, pero cuya existencia es suficiente para darme aliento. A mis abuelos, que fueron a la vez mis padres y que dejaron una marca tan extraordinaria en mí tan que hasta el día de hoy dejo un poco de ellos en cada una de mis palabras.
A todas esas personitas a quienes, de cariño, llamo friends, pues son mis lectoras y lectores. Creo que en este mundo no hay palabra másvaliosa que «amigos». Porque un amigo no es mejor ni peor que tú, sino un igual que te empuja cuando dudas y te sostiene la mano cuando necesitas apoyo. Porque, al final del día, este libro es solo una prueba más de lo valiosa que puede ser una amistad para tu vida. Y aunque yo no pueda estar para ustedes, espero que mis palabras sí los acompañen y consuelen.
Gracias a todos quienes hicieron esto posible. Solo gracias.