me besaba la boca y el cuello a la fuerza, y el otro ya comenzaba a agarrarme las piernas y luego las nalgas y se me pegaba, tanto que sentí su erección. Intenté gritar pero no se oía mi voz, o solo no salía, luego se les unió el tercero. En ese momento di por hecho que me iban a violar, pero no, tenían tiempo suficient