—Cuando entras en el mar, buceas entre las ondulaciones submarinas de su falda. Ella es el inmenso volcán que se alza en el centro de nuestra isla. Algunos lo llaman monte Halla, la cumbre que llega a la Vía Láctea, o la montaña de la isla bendita. Para nosotras ella es nuestra isla. Allá adonde vamos, podemos invocarla y contarle nuestros infortunios, y ella siempre nos escucha.