Los Netanyahus

Lo siento, pero tu única opción está entre expandir tu conciencia y unirte a la Especie Humana en nuestra lucha común contra la polución y la tecnología o pasarte el resto de tu vida llorando por un pasado que, seamos sinceros, tan genial no pudo ser si nos ha llevado hasta aquí.

Querido Joshua Cohen,

Acabo de terminar de leer tu «libro» y voy a decirlo de una vez por todas para acabar con este tema: el judaísmo sólo es otro nombre del PATRIARCADO (y de la HEGEMONÍA PATRIARCAL). Todos somos una misma especie, la Especie Humana, sin diferencias entre nosotros.

Cuando terminé el primer borrador del libro, fui tan tonto como para contestar a uno de sus correos y adjuntarle el archivo para hacer saber a «Judy» que estaba encantado de aceptar sus correcciones y sugerencias, si le apetecía dármelas,

Tuve ocasión de conocer al eminente crítico literario americano Harold Bloom sólo hacia el final de su vida, y adopté la costumbre de visitarlo con cierta regularidad en su casa de New Haven, Connecticut

Tras completar su educación y su servicio militar, Iddo Netanyahu —el menudo tercer hijo, el judío de la familia— se asentó en Hornell, Nueva York, un pintoresco antiguo pueblo fabril y parada del ferrocarril situado en el borde occidental del condado de Steuben, donde estableció una consulta de radiología mientras escribía numerosas obras de historia —o hagiografía— familiar, que me supusieron unos recursos inestimables mientras estaba escribiendo el presente texto

En 1996, en plena racha de ataques terroristas palestinos y en medio de una inseguridad creciente acerca del destino de los asentamientos bajo el gobierno del sucesor de Rabin, Simón Peres, el Partido Likud obtuvo la mayoría y Netanyahu fue nombrado primer ministro, el israelí más joven que ocupaba dicho cargo y el primero nacido entre sus fronteras.

al pequeño de los hijos de Netanyahu encogido en posición fetal sobre un montón de restos de casa de

La función de los imperios era otorgar una identidad común a los pueblos dispares, y cuando no lo conseguían, se venían abajo.

Al promulgar esta idea, la Inquisición Española se convirtió en la primera institución de la Historia Mundial que trató el judaísmo esencialmente como raza, como elemento sanguinario cuantificable y como rasgo hereditario que no se podía perder ni derogar

La Inquisición Española, afirmó, introdujo la idea de que la esencia de una persona no podía cambiar ni ser cambiada, sino que de hecho venía definida y determinada